La corresponsabilidad en la educación, un desafío para la comunidad educativa.

1.Introducción/presentación del tema.

El trato y la forma en la que me dirijo a mis educandos es lo más importante de mi tarea docente, fomento en todo momento una autoestima sana; por medio de diferentes estrategias les permito trabajar su independencia. Sin embargo, algunos muestran frustración cuando se les solicita hacer actividades por su cuenta. Considero que no solo en el aula se debe trabajar y que es necesaria la participación activa de las familias; por esto, se debe replantear la idea de una educación para toda la comunidad escolar, donde el tema central sea fomentar la autonomía de los menores. 

2.Planteamiento del problema/ descripción de la situación.

Intercepto a las mamás a la salida para explicar hechos que observe durante la clase que me parecen preocupantes, que son un impedimento para que el estudiante aproveche el tiempo para aprender, por ejemplo, les explico que en la mayor parte de la jornada han jugado con el pelo de sus compañeras o que no han traído el libro para trabajar, y que he buscado la manera de conseguirles copias para que puedan realizar lo que se tiene previsto en clase, sus respuestas son las siguientes: “es que en casa le gusta jugar todo el tiempo, solo hace eso y lo dejo”, “es su responsabilidad de maestra que no le falte el libro a mi hija, ¿cómo piensa que una niña de 5 años va a ser responsable?”.

Las reacciones y palabras de las familias ante las situaciones expresadas me hacen comprender que no existe en casa un trabajo respecto a límites, acompañamiento, escucha e independencia; que siempre será una tarea más sencilla no prestar atención a las necesidades de los educandos y realizarlo todo por ellos y ellas para no “perder” el tiempo explicándoles cómo hacerlo, pues es una tarea más compleja.

Me veo obligada a cuestionarme: ¿por qué las familias no muestran disposición en fomentar la independencia?, ¿cómo promover el uso de la disciplina desde la libertad?, ¿qué puedo hacer como docente para apoyar? Mi compromiso con los estudiantes es hacerles ver que el aprendizaje se desarrolla de forma natural y libre, que pueden lograr todo lo que se propongan porque son capaces, pero requiero el apoyo de parte de las tutoras y tutores para logarlo.

3.Desarrollo de argumentos y fundamentos: análisis. 

Considero necesario que, como tarea principal, se reconozca la importancia de la autonomía de los preescolares; sí en mis clases fomento la libre expresión desde el respeto y el acompañamiento en las actividades, es porque aunque sea una tarea que requiere tolerancia, fomenta en los educandos independencia, tal como lo menciona la autora “Enseñar a un niño a comer, a lavarse, a vestirse, es un trabajo mucho más largo, difícil y paciente que darle de comer, lavarlo y vestirlo” (Montessori, 2014, p. 155).

No puedo aceptar la afirmación “sí, tiene independencia, hace lo que quiere, juega solito(a)”, de parte de una madre de familia, cuando es una visión errónea de la autonomía; debemos comprender que se debe acompañar durante sus actividades, más no obstaculizar completando sus tareas. Es importante dejar que el infante reconozca todo lo que puede llegar a realizar por su cuenta, mediante sus posibilidades.

Cuando doy las indicaciones, se me escucha con atención, toman los materiales que están a su alcance para hacer la actividad y, mientras la realizan, son conscientes de que los observo con atención, que responderé a sus dudas; trabajan y aprenden en un ambiente seguro, donde se les permite actuar con naturalidad, esta es la verdadera esencia de la independencia y mi labor docente, tal como lo menciona la autora “Estimular la vida, dejándola libre de desenvolverse: he aquí la misión del educador” (Montessori, 2014, p. 166). 

Para lograr lo anterior, utilizo la disciplina como una herramienta en la formación, es decir, doy a conocer qué situaciones son permitidas, todas las que favorecen el libre movimiento y el aprendizaje activo, y las que no, acciones que ponen en riesgo su integridad o la del resto de sus iguales. Por esto, nuestra tarea como adultos(as) es instruir y guiar, colocando límites claros para que, cuando las conductas de los infantes pudiesen afectar a su persona o a terceros, tengan la capacidad de detenerse.

Lo correcto e ideal, es brindarles herramientas para actuar desde la libertad y el respeto hacia los demás, que les permita relacionarse con sus iguales desde la empatía, tal como lo menciona la autora “La libertad del niño debe tener como límite el interés colectivo; como forma de lo que llamamos la educación de las buenas maneras y de los actos” (Montessori, 2014, p. 48).

Para lograr lo descrito, propongo ponernos en el lugar de los niños y niñas, recordando cuánto amaleábamos que nuestros padres nos observaran y que nos dejaran disfrutar de las maravillas del mundo, brindando estrategias a las familias para educar desde el amor y comprensión, haciendo uso del desarrollo de la autonomía y disciplina. 

Mediante de la gestión de espacios y momentos para la transmisión de estos aprendizajes, dentro de la escuela y en el horario escolar, donde a su vez sean de carácter obligatorio como parte de una corresponsabilidad en la educación preescolar. Donde madres y padres de familia puedan comprender el impacto que tiene su participación activa en la formación de los menores, porque que la educación en las infancias es una tarea social que le compete a todos y todas. 

El gran problema del educador no es discutir si la educación puede o no puede, sino discutir dónde puede, cómo puede, con quién puede, cuándo puede; es reconocer los límites que su práctica impone. Es percibir que su trabajo no es individual sino social y se da en la práctica social de lo que él es parte. (Freire, 2024, p.43)

4.Conclusiones 

Imagino un México donde no recaiga todo el peso de la educación en los docentes frente a grupo y sea un trabajo colaborativo de todos y todas las que conformamos la comunidad educativa, que se trabaje con la realidad en la que viven las familias mexicanas y se hagan valer los derechos de los niños y niñas. Solo entonces puedo vislumbrar infancias protegidas, infantes aprendiendo y adquiriendo habilidades que les permitan vivir con plenitud. 

5.Referencias: 

  1. Freire, Paulo. (2024). El maestro sin recetas. Siglo XXI Editores
  2. Montessori, María. (2014). El método de la pedagogía científica. Biblioteca Nueva.

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